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miércoles, 22 de marzo de 2017

Homenaje al guerrero y maestro Punko

El pasado 3 de Marzo nos dejó Punko.
Punko empezó su proceso hacia la muerte hace más de un año. Su físico empezó a deteriorarse y sus limitaciones empezaron a hacer mella en él. Punko ha estado luchando durante meses contra él mismo y su resistencia a dejarse ir. Ha sido un camino duro tanto para él como para Carmen, su responsable.
Carmen respetó de principio a fin todas las decisiones de Punko, pues él necesitaba vivir y experimentar su propio proceso de aceptación a su nuevo estado, a abandonar su cuerpo y asumir que su misión con Carmen y su experiencia de vida había llegado a su fin.
Quiero expresar mi admiración por Carmen, por la generosidad y fuerza que ha tenido durante todo el proceso. Tuve la suerte de compartir con Punko y ella algunos momentos de su final. Ha sido una experiencia muy enriquecedora donde ambos me han enseñado y nos ha llenado de paz el saber que Punko vivió lo que necesitaba vivir en su final para su propio crecimiento y evolución como alma.
Su entrega y amor era tan grande que le hacía sufrir emocionalmente. Pero el respeto de Carmen a él ha hecho que pudiera cumplir su propósito hasta el final, aunque las cosas se ponen feas y aparentemente negativas, a veces necesitamos vivir una serie de cosas para aprender y aportarnos algo que necesitamos y que de otra manera no podríamos hacer sino es viviendo la experiencia.
Las decisiones de Carmen iban guiadas por las de Punko. Ella tuvo que luchar con sus dudas, su mente, sus miedos, los juicios, el cansancio, la falta de tiempo, la confusión, la trsiteza y muchas emociones más.
Sólo decir Carmen que gran guerrera has sido, elegante, discreta y llena del amor más incondicional, has sido un ejemplo para mi y los que lean tu historia.
Y Punko, has sido un gran maestro, guerrero, luchador y has conseguido por fin rendirte. Pero no la rendición del cobarde, sino la del valiente que acepta su camino y destino y lo afronta con amor, entrega y maestría. Ya descansas en un sueño profundo a nuestros ojos y siempre recordaré tu mirada, tus besitos y tu perseverancia, capacidad y fuerza y amor a la vida, amor a los tuyos y es que tus ojos eran como dos faros iluminadores que abrían el corazón de par en par.
Gracias Maia también por tu ayuda a Punko, por tus enseñanzas, porque mantenerte al márgen y llevar a Carmen al presente, les ayudaba a aceptar a los dos que era una despedida donde el vínculo nunca acaba y es eterno, para seguir compartiendo ciclos de diferentes formas, estados y cuerpos.
A los tres guerreros Carmen, Punko y Maia, gracias de corazón.

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